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3x03 Los amigos pasajeros

  • Foto del escritor: Sergio Camuñas Gómez
    Sergio Camuñas Gómez
  • 30 oct 2018
  • 5 Min. de lectura


Si digo Blake Lively y Leighton Meester; Miley Cyrus y Emily Oslmen; Mischa Barton y Rachel Bilson; Matthew Perry y Matt LeBlanc o Kaley Cuoco-Sweeting y Mayim Bialik, bueno, a simple vista puede que no os suene ninguno de estos nombres.


Sin embargo, puede que, aunque no os suene ninguno de esos nombres si dijese: Serena Van der Woodsen y Blair Waldorf; Miley Stewart y Lily Truscott; Marissa Cooper y Summer Evans; Chandler y Joey o Penny y Amy, sin duda, alguno sabríais quienes son.


Aunque la selección es muy personal y bastante corta, el resultado es claro para todos y si estás rezagado o en tu cabeza aun sigues dándole vueltas a quienes son estas personas y que relación tienen entre ellas, os saco de dudas: he aquí las mejores historias de amistad de la historia de la televisión, una historia muy propia y muy particular, basada en mis principios de series chorras y tramas que me llegaban al alma sin ningún sentido aparente.


Tramas que traspasaban la pantalla y que, tras años, con el paso de las temporadas, inundaban portadas de blogs sensacionalistas y revistas que iban más allá del acoso que sufren los actuales famosos por los paparazis de Cuore. Fotos que nos mostraban a nuestros ídolos perfectos de la pantalla como imperfecto mortales, envueltos en las peores vestiduras jamás esperadas, los maquillajes más desaliñados y la diversión más perversa y morbosa que nos podríamos esperar. Una cosa es cierta, y es que, en comparación con la vida real, es la desmitificación que sentirían nuestros jefes con el cambio que sufrimos en el periodo de la semana al llegar el fin de semana, un cambio que todos tenemos, desfasemos más o menos.


El caso, lo importante de este post es analizar a aquellas personas a las que, por circunstancias de la vida, convertimos en nuestro día a día, como siempre comparando, los que serían nuestros “Friends” particulares, aquellas personas que sin tener que hacer una reunión para presentar a los actores del piloto, aparecen para quedarse, por tiempo limitado, personas que marcan un antes y un después en tu serie y que se convierten en los mejores amigos y compañeros dentro de las obligaciones propias del día a día y las excentricidades comunes de las horas libres que nos quedan fuera de las anteriores.


Como todo, he dicho que esta felicidad que pueden aportarte tus compañeros e incluso las tramas extremas de las que te hacen partícipe, tienen su fecha de caducidad y, para qué engañarnos, en estos desvaríos pocas veces ha habido cabida para los buenos acontecimientos, aunque existen días en los que me pongo modo pastel, reconozcámoslo, nos encanta el morbo, de siempre ¿Por qué si no ha llegado Cristiano Ronaldo a superar a Selena Gómez como la persona con más seguidores en Instagram? Comienza el drama.



Si hay algo que caracteriza la fase de crecimiento es aprender a despedir, ya sea a tus amigos de toda la vida cuando sales fuera a estudiar o a tus amigos pasajeros cuando, por circunstancias de la vida toca decirles adiós, no se donde lo he escuchado u oído, pero es cierto: la madurez es una constante despedida y los amigos, por defecto, suelen acompañarte siempre, aunque no de la misma forma. Y es lo que sucede en las etapas. Etapas en las que consigues tanta confianza con alguien que crees que nunca pasará el tiempo de amistad entre vosotros. Hay momentos en los que crees que son esas personas las que te alegran o hacen fastidiar tus días y en la partida, su partida, son los que te hacen replantear si lo que queda después cambiará a mal o simplemente cambiará y ese cambio, asusta.


Hablando en término seriéfilo, nuestras vidas se ven envueltas en historias que pueden abarcar un amplio día a día y capítulos que son concentración de momentos. Justo hace un año que, como momento, conocí a mi compañera de 365 días que se acercó a mi declarándose adicta a la mayonesa de Macdonalds. Pero, aunque hoy me centraré en ella, haciendo un guiño al título del post, hace más de seis años, allá por segundo de carrera, conocí a las que serían mi apoyo en mis primeros pasos en Madrid. Así como en ese intermedio conocí a la gente con la que he trabajado, vivido o salido. Personas que han tenido una importancia absoluta en mi vida, que han participado en ella sin saberlo al igual que yo he participado en las suyas. Y todo pasa.


Hace unos dos años que perdí el contacto continuo con mis antiguos compañeros de trabajo y con todos los amigos que hice tras la barra del bar. Hace unos tres años que, por agenda, quedo como una vez al año con aquellos pilares fundamentales de la universidad. Cuatro que me despedí de las canciones diarias con mi antigua compañera de piso y unos seis meses de la noche fatídica donde dijimos adiós al antiguo inquilino y amigo de Olite43. Amigos pasajeros, el tipo de amigo que nada tiene que ver con los de toda la vida a los que vuelves a ver una y otra vez cada vez que vuelves a casa, para que nos hagamos una idea del concepto que englobo en mi cabeza, el amigo pasajero es aquel que, en un corto periodo de tiempo, consigue llevarte a lugares dentro de ti que nunca habías explorado, te enseña cosas nuevas y en el que te apoyas de maneras en las que nunca lo habías hecho con alguien más.


Hoy será el comienzo del paréntesis de ese largo tiempo en el que vuelva a ver a ver, al menos en el día a día, a mi realfooding favorita, a la última en la lista de visitantes de este blog, la última en mi lista de amigos pasajeros. La persona en la que he confiado plenamente durante un año, a la que he visto día a día con los mejores looks para la oficina y las peores pintas cuando hemos quedado para salir a cenar a Vips o Tommy Mels. El máster más completo en celebrities y firmas de moda. Como Blake Libely dijo tras finalizar Gossip Girl, para mi, este año ha supuesto junto a ella, un curso intensivo en tendencias, pasarelas, eventos e inspiración.


Sumergido por completo en el mundo elitista de alta costura: Desde Fendi a Gucci; los botones de Balmain y los pañuelos de Louis Vuitton; los estampados de Dolce y las diferencias de precios entre Moschino y Love Moschino. A través de una persona que se apasionaba con la trepidante vida de las Kardasian y las relaciones de amistad entre Kendall, Bella y Gigi Hadid; alguien que puede tener en casa un cuadro icónico de Kate Moss, un libro extra grande de casas lujosas de los Hamptons, cajas de Hermés y cuadernos de juegos del tipo “Encuentra a Lagerfeld”, hablar con brillo en los ojos sobre alianzas de Tiffany´s o fantasear con un YSL de 15000 € y, aun así, ser fiel y absolutamente fan de las patatas bravas de cualquier sitio de barrio, vivir enamorada de la figura de David Bisbal y cantar a grito pelado canciones de Camela.



Puede que no hayamos protagonizado ninguna portada comprometida como nuestros referentes aspiracionales, pero dejamos un arsenal de vídeos y canciones que volver a mirar, viajes en coche, eventos y premiers en las que, simplemente, "nos sentíamos bien". Y aunque viene un tiempo en el que las cosas cambiarán, bueno, siempre nos quedará el día en el que desfiles por el pasillo, nos miremos y secándome la lágrima que asoma por mi mejilla susurre: -Lo has conseguido. -


No habría despedida sin drama y en este drama me toca decir de nuevo adiós a alguien que quiero, otro amigo pasajero, al que espero encontrar en cualquier parada de cualquier estación del mundo. Porque, aunque pueda gustar el morbo, en este caso, está bien saber que, además, son amigos pasajeros los que, tras un recorrido tan intenso, se encuentran en cualquier parte y vuelven a ser, sin importar distancia y tiempo, los amigos que fueron y llegaron a ser.

 
 
 

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