top of page

1x21 Madrid, la ciudad de las estrellas.

  • Foto del escritor: Sergio Camuñas Gómez
    Sergio Camuñas Gómez
  • 12 jul 2017
  • 4 Min. de lectura

Nada tiene que ver Madrid con Nueva York a excepción de ser una gran ciudad. Pero una vez más así somos en nuestro país, una de las pocas veces donde se hicieron buenos exteriores de la ciudad fue en Un Paso Adelante. Arrea.


Pero la foto me parece un icono, el icono de todo joven que sale de casa por primera vez y se enfrenta al mundo. Hoy, siete años después de vivir ese momento gráfico vuelvo a sentir esa sensación, la sensación de un nuevo mundo de posibilidades ante mis ojos.


Es cierto que hay veces que quieres dejarlo todo, que crees que tu tiempo ya ha pasado y que has disfrutado al máximo lo que ese lugar tenía preparado para ti. Días que no te sientes de nada ni de nadie, que la soledad se apodera de tu pensamiento sentado en un vulgar, a veces encantador y abarrotado vagón de metro. Días en los que la lluvia se apodera del verano, en los que crees que no hay nada más allá de salir a la calle y mojarte con los resquicios de agua contaminada que caen sobre tu pelo.


Pero también hay días en los que sale el sol, olas de calor incluso, en los que no hace ni siquiera falta que salga, días en que decides salir a la calle y disfrutar del baile sin ritmo que provoca la lluvia sobre tu cuerpo, ese momento en el que descubres que hay una segunda oportunidad en ese lugar, una oportunidad de nada nuevo, simplemente de continuar, de ver más allá de hasta dónde estabas viendo hasta ahora con los mismos recursos. Formas de mirar ese gris del cielo pintándolo del color que prefieras, sin importar un más allá, sin perpetrar en los pensamientos que se esconden en la luz tenue que desprende.


Y es que así es vivir en una gran ciudad, la exposición de sueños en continuo movimiento, la oportunidad al rechazo y la necesidad de levantarse. Un mundo de oportunidades en las que el triunfo no siempre es la mejor opción. Cualquier ciudad puede inspirarte ese sentimiento de "quiero" tras el posterior "no puedo" y es que en eso consiste, en un abrir de miras, un salir de un lugar donde destacas, para llegar a un mundo de desapercibimientos, un lugar de todos, de todo, de soñadores y sueños que pueden hacerse realidad a corto plazo o hacerte caer en un bucle continuo de decepciones, un camino que no es fácil y del que puedes salir o no, porque como dirían en La La Land “Ciudad de las estrellas, ¿Brillas solo para mi?" Puede que no, pero ahí tendrás siempre sus luces de neón para hacerte sentir especial en los momentos más débiles.



En verano es cierto que los sueños quedan en paréntesis, es un momento de desconexión, un final a un invierno de grandes historias que, como mucho, dejarán algún amor inesperado, pero con estos cambios de tiempo nunca se sabe, en estos momentos creo hasta en la poca credibilidad de la escena de High school Musical donde Troy y Gabriella bailan sobre sol y lluvia en cuestión de segundos, la madre tierra no dejará de sorprendernos y High School Musical tampoco… Con esto quiero decir que ponemos un punto y aparte a esta historia. Han cambiado muchas cosas en un año, mucho superado, logrado y aprendido.


Sinceramente nada tiene que ver esta oda a la ciudad donde resido con como tenía pensado acabar esta tanda de post. En realidad era algo totalmente distinto, he llegado incluso a plantearme dejarla a medias, pero no podía hacerlo después de haber sido el gran crítico de las decisiones de Netflix. No sé qué me ha motivado a hacerlo, a poner fin a esta temporada con este 1x21, como he dicho, tenía planes muy distintos para el final, pero así es la vida y así soy yo, con la constancia entrecomillada y la inspiración del momento por bandera. Y en este caso creo que la inspiración me ha venido en un encuentro que ni si quiera tenía planeado, la reunión de nueve espíritus jóvenes, un momento en el que pude ser espectador de historias atemporales que pasaron y pasarán y que me ha encantado ver desde ese segundo plano, como espectador que hace años era cogido en brazos por aquellas protagonistas y que hoy ha conseguido mezclarse entre ellas como uno más, con admiración, eso sí. Una admiración que ha hecho darme cuenta de lo bien que ha pasado el tiempo para cada una de ellas, que ve en sus historias la futura esperanza de este joven posgrado.




Después de esto, puede que sorprenda con un 1x22 pero solo dejo la puerta entreabierta, después de todo, las Chicas Gilmore tuvieron 21 episodios en su primera temporada y tampoco les fue tan mal. Dejemos que este verano de idas y venidas nos deje nuevas historias y volvamos con fuerza aprovechando el caer de las hojas. Volveré, para que veas la vida a través de los sueños que solo el cine inspira. No hay nada como volver a empezar.


Me despido como lo haría una de mis grandes inspiraciones en el mundo de la “blogosfera”: “Nos vemos en otoño, XOXO Olite43”.

Comentarios


bottom of page