Decir adiós.
- Sergio Camuñas Gómez
- 6 oct 2016
- 2 Min. de lectura
Seguir una serie desde el comienzo supone una transición para esa persona que desde un principio ligó un pequeño momento de su vida a aquellas personas con las que se identifica, admira, o simplemente consiguen entretenerle. Supone un principio y un fin.
En cierto sentido se asemeja a la vida en sí. Recuerdas tras las temporadas y los años lo que a ti te ha ocurrido, al igual que a tus personajes, tu vida a sufrido distintos cambios. Experimentas con ellos situaciones límites e incluso aprendes a enfrentarte a situaciones hasta ahora nuevas para ti, sólo conocidas por el hecho de verlas reflejadas en aquellos guionizados mentores.

Como en algunos capítulos especiales tú también miras hacia atrás y puedes identificar tus logros y derrotas, incluso puedes volver hacia mucho más atrás, antes de ese capítulo piloto que todo el mundo conoce de ti. E incluso te emocionas recordando –música de fondo incluida- igual que te emociona ver en televisión la reposición de ese capítulo que algún día viste posiblemente en versión original –probablemente no aguantes esperar para ver en español-.
Te alegras de haber compartido con algún conocido la experiencia de comentar al día siguiente, e incluso en el momento, puede que hasta ver al mismo tiempo. Esta última sensación te embarga. Sientes que la persona de al lado es alguien que está compartiendo lo mismo que tú, y te enfureces si sabes que a escondidas te ha adelantado en el visionado, aunque te mueres de ganas por adelantar tú y conocer más. Sientes el éxtasis si compartís ideas y rabias si por el contrario vuestras decisiones son dispares.
Pero ya se sabe, todo tiene un principio y un fin. Las películas nos concentran alrededor de dos horas, una serie es más profunda. Nos acompaña en un largo camino y finalmente nos deja. Y ese vacío nos devasta.
Puede que haya veces que deseas dejar de verla, hay días que crees que los capítulos son totalmente relleno. Pero cuando llega el momento de decir adiós solo ves lo bueno: a esa persona con quien compartiste, aquel día en que diste al play por primera vez, esa reposición inesperada, las vivencias compartidas y las que nunca te sucederán, como han crecido esos personajes y como has crecido tú, lo que has sufrido y has disfrutado.
Y llega ese momento en el que ver por última vez. Has buscado spoilers, has hecho completos maratones y sin embargo temes ver ese último capítulo. Sabes que cuando acabes ya no habrá más. Pero como en todo, es una etapa que se cierra para comenzar una nueva. Una puerta se cierra para dejar otra abrirse, con nuevos personajes y nuevas historias.




Comentarios